sábado, 19 de julio de 2014

CELEBRAR LA AMISTAD



Dada la naturaleza de esta celebración, varias iniciativas de imponer un día determinado del año, para valorizar especialmente este vínculo, han surgido a los largo del tiempo en distintas partes del mundo. Así, en Estados Unidos y en parte de Asia, se tomó por costumbre, el primer domingo de Agosto de cada año, hacer entrega de presentes y saludos entre las amistades de las personas. La primera iniciativa reconocida internacionalmente tuvo lugar en Paraguay en el marco de la llamada Cruzada Mundial de la Amistad, campaña a favor de dar realce a la amistad entre los seres humanos a fin de fomentar la Cultura de la Paz, y fue ideada por el Dr. Ramón Artemio Bracho, en 1958. A partir de dicha idea se fijó el 30 de julio como día de la Amistad. En ese país, Paraguay, especialmente en la ciudad de Asunción, todos los 30 de julio se vuelven jornadas en las que la gente hace entrega de regalos y saludos entre sus amistades. En la Argentina, el Dr. Enrique Ernesto Febbraro, profesor de psicología, filosofía, historia, músico, masón, odontólogo, oriundo de Lomas de Zamora, presidente del Rotary Club de los barrios San Cristóbal y Once de la ciudad de Buenos Aires, creó el Día del Amigo, luego de haber enviado, el 20 de julio de 1969, Día de la llegada del hombre a la luna – dada la trascendencia del suceso - mil cartas a distintos países del mundo y haber recibido 700 respuestas. Este logro científico significaba nada menos que haber dado el puntapié inicial hacia la incursión en otros suelos del espacio exterior, lo cual podía llevar al hombre a, desde descubrir vida en otros planetas, hasta  encontrar posibilidades de explotación concreta de otros suelos fuera del terrestre – la luna, en este caso. Pero representaba, además, el hito histórico que nos mancomunaba, nos hermanaba al fin con el prójimo. Quedaban atrás, al menos, por un rato precioso, invalorable,  toda diferencia, todo motivo de separación, conflicto territorial o desigualdad social. El hombre llegaba a la luna. Todos éramos ese hombre, la humanidad toda quedaba reflejada, representada en esos tres tripulantes espaciales. Curiosamente, fue un argentino el que tuvo esta percepción tan particular de los hechos, la cual, lo motivó a iniciar esa cadena de comunicación con tanto éxito que las cartas recorrieron el mundo entero. Hoy por hoy, sigue vigente esta fecha para nuestro país, Uruguay y Brasil, aunque se han recibido recientemente propuestas para cambiarla. La más importante tiene que ver con correr la fecha al 19 de julio, ya que ese día del año 2007 muere el reconocido humorista y escritor Roberto Fontanarrosa. Por su parte, la Asamblea General de Naciones Unidas, el pasado 27 de abril de 2011, dentro del tratamiento del tema “Cultura por la Paz” resolvió instituir como Día Internacional de la Amistad, el 30 de julio, en concordancia con la propuesta inicial de la Cruzada por la Paz que tuvo lugar en Paraguay en 1958, como antes explicaba.-
Ahora bien, cuando pienso en la Amistad, esta forma tan particular de vínculo afectivo con el prójimo, no puedo dejar de pensarla como ligada al Propósito mismo del Hombre, a su propia naturaleza, temas éstos que han merecido especial trato, por parte de las distintas disciplinas humanísticas, la psicología, la filosofía con sus vertientes – la ontología, la metafísica – la sociología, etc.
Desde el punto de vista fisiológico, el hombre es naturalmente y necesariamente un ser gregario. Al nacer, a diferencia de otros animales, se encuentra indefenso e incapaz de valerse por sí mismo. El primer vínculo que percibe es el que tiene con su madre, o quien lo críe, luego, su padre, su entorno familiar. La familia pasa a ser la primera célula social, el primer grupo humano que llega a reconocer y donde registra las marcas de la sociedad en la que está inserto, el lugar donde empieza a socializarse. Por medio del lenguaje, el que va aprendiendo con el tiempo, se constituye como ser pensante, diferente de otro, y logra comunicarse, hacer saber sus necesidades, sus percepciones, como también recibir las de otros. El hombre también tiene necesidad de vincularse con otros, en principio, a los fines reproductivos, para preservar su especie, y en esto no difiere de otros animales. Sin embargo, con el correr de tiempo y el progreso cultural, el hombre actual siente necesidad de vincularse con sus pares, por razones mucho más diversas, profundas. El vínculo de carácter erótico, lejos de tener como única o principal razón, la reproducción, muchas veces se aleja de este cometido – por impedimentos concretos, por elección sexual, etc.
Para la filosofía antigua, la razón del vínculo amistoso, se subordinaba a otras de mayor trascendencia, y de distinto carácter, lo cual iba en relación directa con la clase social, la casta a la que se perteneciera. Así, la naturaleza de los vínculos entre personas pertenecientes a las castas militares diferían notablemente de las de los nobles, los sabios, los filósofos, o los artistas, o poetas. Sin embargo, ciertas razones fundamentales, no han diferido ni aún hoy lo hacen, son las que nos fundan, dan sentido y origen a nuestra existencia, las que forjan los vínculos reproductivos, familiares, eróticos. En cuanto a la naturaleza de los vínculos humanitarios., sí puede observarse un cambio en su justificación. Para Platón y Aristóteles, por ejemplo, hacer el bien, ser una persona de alto desarrollo intelectual, de altos valores morales, era un cometido que tenía un anclaje en una suerte de fin último, Supremo, conducente a la felicidad. Así, para Platón este fin último, este Ser Supremo estaba conformado por la Luz, la Vida, el Bien. Para Aristóteles, era una suerte de Sustancia Primera, indiferenciada. Pero eran instancias reales. No así, posteriormente, ya en el Medioevo, para los nominalistas, antecesores del Idealismo que, con Kant, instala el concepto de considerar ciertos valores morales, como ideas a priori, existentes en la mente humana. En cuanto a la psicología, si bien, ciertos desarrollos freudianos ven al hombre naturalmente tendiente a la agresividad más que a la amistad, y consideran a ésta última, como un valor culturalmente adquirido; sin embargo, Jung encuentra en ciertos análisis de los sueños, por ejemplo, ciertos elementos de carácter ancestral, compartidos, que nos unirían, y está, dentro del psicoanálisis la consideración de la figura del Super yo, esa suerte de guardián interno, ese vigía de nuestros actos, que está allí para alertarnos acerca de nuestros aciertos y errores, siendo aciertos, las acciones que nos unen, nos vinculan positivamente con el otro y nos gratifican.
Desde el punto de vista metafísico, la Amistad es uno de los pilares, podría decirse, del Amor divino, ese sentimiento fraterno que nos impulsa naturalmente a servir al prójimo de diversas maneras, considerado un Aspecto de Dios que todos contenemos. Dios, a su vez, es visto como esa fuerza interior positiva que nos conduce a la paz, la armonía, el bien, el equilibrio, y todo esto, en definitiva, a la felicidad.
Vista en lo personal, sin temor de caer en lugares comunes, amigo es aquel que está al lado de uno, en las buenas y en las malas, que piensa y se preocupa por uno, tanto presente como distante. Pero, para tener amigos, para forjar lazos de amistad, hace falta, en uno, ejercer la humildad, dejar de lado el orgullo, el odio, el resentimiento, la intolerancia, el temor, la desconfianza, aunque soy consciente de que estos son tiempos difíciles, vale la pena el intento.
No puedo dejar de mencionar, por último, la importancia que tienen las expresiones artísticas, como canales sutiles de comunicación de nuestras percepciones más profundas, refinadas, como emanaciones del desarrollo pleno de nuestra creatividad, y la de este tipo de eventos,  que no sólo sirven para difundir nuestro arte, sino, además y fundamentalmente, para forjar lazos afectivos, lazos de amistad, de fraternidad.
                                                                              San Lorenzo, 26 de julio de 2012
(Día en que se conmemora un aniversario más del fallecimiento de María Eva Duarte de Perón, luchadora incansable por los derechos del pueblo trabajador, y los desamparados)

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