domingo, 3 de abril de 2016

MALVINAS


                                                                           
Hojear aquel ejemplar de la revista de siempre,  la que estaba en boca de todos, donde aparecían celebridades del fútbol y la farándula...  Leer, ya en esos tiempos, su contenido, con cierto descreimiento - a muy temprana edad mi excesiva lucidez hacía de las suyas - , "Día I - El Desembarco", "Día II - Avanzan las tropas enemigas pero nuestros jóvenes héroes le están poniendo el pecho a las balas" - notar, mucho más tarde, que aquella afirmación, lejos de haber sido una mera frase hecha se tornaría triste e inevitablemente textual -, "Día III - Ganamos", Día IV ..., V ..."
Prendíamos la Tele - la nuestra, por entonces,  era en blanco y negro, nos costó mucho dinero y sacrificios económicos comprar una a color -  y se informaba o desinformaba exactamente, lo mismo. De un momento a otro, recuperaríamos las Islas Malvinas, era casi un hecho, casi... Con el correr de los días, las noticias, sin embargo, ya no serían tan alentadoras. Llegaban las primeras imágenes: los chicos, muertos de frío, con sus rostros tristes, devastados, en medio de aquel clima agreste que no sólo empeoraba el panorama sino que, lisa y llanamente, en algunos casos, ni siquiera perdonaba la vida. Mucho tiempo después nos enteraríamos de que era tanto el hambre, el frío y la desesperación de los colimbas que llegarían a deambular por los alrededores de las chacras de los isleños para robarles ovejas, corderos o lo que se pudiera y sirviera para comer, y que, los que eran descubiertos por los soldados ingleses - muchos de ellos, miembros calificados del ejército, algunos, incluso, integrantes de un escuadrón donde habían sido entrenados especialmente en maniobras de alto riesgo y en el asesinato brutal al enemigo - eran, decía, cruelmente torturados y asesinados.
Otro ejemplar de la famosa revista llegaba a mis manos. Solía leerla a la tarde, cuando llegaba de la escuela, tras haber tomado mi merienda - café con leche y alfajor Zupay - , o a la hora de la siesta, en esos ratos de domingo a la tarde cuando las horas languidecían y uno sentía que se estiraban como chicles, sin mucho más por hacer en aquella pequeña casa de las afueras de barrio Bouchard, emplazada en medio de la nada. Sólo acompañaba a aquel sopor, el croar húmedo de alguna rana, o el trinar de los pájaros, cuando mejoraba el clima.
Comencé a leer con más detenimiento. El titular, pomposo y grandilocuente, como siempre, anunciaba que se estaba organizando un Festival de la Solidaridad para ayudar a nuestros "jóvenes valientes soldaditos" ... de plomo, hastío, burla, manipulación, fraude, escarnio, nuestras pobres criaturas víctimas de las malas decisiones y de los intereses creados ... Y se hizo, como siempre, como, todo, en este país de engaños, de falsas idolatrías y de corrupción. Se hizo a costa de la credulidad y la buena fe de los artistas, los músicos, de la esperanza del pueblo que se agolpó sin miramiento alguno, a participar, y todo, porque las imágenes que iban llegando eran cada vez más desoladoras y entonces ya no se podía engañar más a la gente, no, sino que en cambio había que apelar a su buena voluntad para ayudar a nuestros jóvenes héroes, ¡claro!. Y hubiera estado bien, porque, como siempre ocurre en estos "argentos" casos de inestabilidad social, la gente donó hasta lo que no tenía : alimentos, ropa, frazadas, chocolate, comida,  joyas, pero los envíos, sencillamente, nunca llegaron, y la victoria se terminó tornando, de un día para otro, más precisamente, el 10 de junio de ese mismo año, 1982, en una fatal derrota seguida de su inevitable rendición.
Lo único bueno que tuvo esta maniobra política descabellada, fue que apresuró el retorno de la democracia. Y, para mí, que me ayudó a aprender a muy temprana edad la existencia cabal de la mentira, la hipocresía, la falsedad, la corrupción, de un modo muy claro, demasiado  ...

                                                                                  San Lorenzo, 02 de abril de 2016