sábado, 25 de febrero de 2012

Norberto




Una dulce tristeza resignada
Baila en la soledad de la mañana
Radiante
Cuelgan de ella
Esos finos cristales de ayer.

El alma echada
En la mansedumbre de
Extrañar a un hermano
En la nubes que mueven la altura
Al final del camino.

Una guitarra como cetro divino
Espera sin dudas su llegada
Junto a Dios.

Su ser sencillo
Cuerpo y alma entregada a su dictado
Se revela
En este impuro devenir relativo
De cosas que luego mutan
O supuestamente crecen
Evolucionan mejoran se transforman
Pero en algo siempre pendiente
De maduración.

El en cambio se dio sin pretensiones
Lo más fiel a sí mismo que pudo
Y el premio son todos esos pibes
“los fierros”
“las violas rabiosas”
El amor encendido por un blues
Que sonará hasta caer
En esta última tarde.
A Pappo
(en memoria de este músico extraordinario, con motivo de cumplirse cinco años de su fallecimiento.Este poema, en su momento salió publicado en periódico "Síntesis" de San Lorenzo y hoy está incluido en el libro "Amanecer de la Crísálida",1°Antología del Taller Literario "Alfonsina Storni" que coordino.

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