Los ojos despiertan
se despliegan más allá de la mañana radiante
pero fría.
Atraviesan las bifurcaciones de las ramas desnudas
meciéndose en leve danza
ofrecidas al silencio
al cielo frío y diáfano como la nieve del estío.
De golpe la mirada retrocede y se detiene
en aquella ínfima nube
una mancha pegada al vidrio de su ventana habitual
sin embargo semeja un portal
un vórtice. Al abrirse con cada despertar
el ventanuco le ofrece una esperanza
que luego se ira diluyendo
hasta tornarse una lágrimael sol del nuevo día la evaporará
y la volverá fe.
Ella a duras penas se aferra al nuevo día
como náufrago que espera su rescate
pero las aguas se han abierto demasiado
se han fugado los destellos abrigadores.
Al regresar la fuerza del sol crepuscular
comprende que es la misma pero sola
sin apoyos
su néctar hoy es silencio
a veces recuerdos de esa mirada oscura
de ojos violentos
clavando aquella “vaina de orgasmos” sublimados.
Hoy es sólo la música
de cualquier lugar
cualquier tiempo
clavando su daga inusitada…
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